Teresa, nuestra educadora social lleva en nuestro centro siete
años. Aunque su primera opción fue la de
estudiar psicología en la Universidad de Sevilla, a lo que dedicó varios
años trabajando en el sector; aprobó unas oposiciones de Educación Social en la
UNED. Entonces descubrió, su auténtica vocación de educadora, contagiándose,
sobre todo, de la vitalidad de la adolescencia.
Su principal herramienta es la observación directa, para lo que el recreo es la hora más enriquecedora. Aunque también participa de reuniones de despacho, según la problemática.
Se jacta de contar solo con un número reducido al que le cuesta más llegar, porque cada alumno es un mundo. Sin embargo, la ayuda de la Dirección es vital a la hora de evitar actitudes más comprometidas. No existe la solución ideal para reprender a los alumnos, si bien, la expulsión está solo enfocada como último recurso. Y siempre respetamos el “Decreto de normas de convivencia, de derechos y deberes de los alumnos”.
La vigilancia de los baños se consigue muchas veces con la ayuda de alumnos más comprometidos que nos informan de manera anónima.
Junto al Equipo Directivo, la reunión con los tutores, donde asiste también la jefa de estudios, es muy útil para concretar sobre comportamientos más personalizados.
Si algún alumno estuviera interesado, le puede ayudar en la mediación entre alumnos. Lo puede llamar, pero siempre hay que tener en cuenta cómo promover en el infractor la reflexión, y sobre todo, en cómo expresar por escrito los problemas acaecidos.
Finalmente, Teresa agradece a nuestros alumnos ser tan buenos, y en especial el reconocimiento hacia nuestro profesor, José Borreguero, por su sensibilidad y atención (nuestro profesor le devuelve la admiración).
Fue una entrevista bastante extensa pero muy enriquecedora. Teresa se
mostró en todo momento muy colaborativa y comprensiva.
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